Historia de la energía solar

Desde la antigüedad, el sol ha sido fuente de energía para diferentes culturas. Sin embargo, el uso activo de la energía solar es un logro de los tiempos modernos.

En 1839, el médico francés Alexandre Edmund Bequerel descubrió el efecto fotoeléctrico, que dio el pistoletazo de salida a las células solares actuales. Mientras experimentaba con pilas con elementos galvánicos, descubrió que la tensión eléctrica aumentaba cuando le daba la luz. Sin embargo, en ese momento no pudo explicar este fenómeno.

Ha sido Albert Einstein, quien descubrió el trasfondo físico de la fotovoltaica en 1905.

El predecesor de los módulos fotovoltaicos actuales fue desarrollado por Charles Fritts en 1883. Fue él, quien sentó las bases para posteriores investigaciones sobre el efecto fotoeléctrico.

Las células solares basadas en silicio son relativamente nuevas. En 1954, un equipo de investigación de la corporación estadounidense Bell Laboratories, entre cuyos especialistas se encontraban Calvin Fuller, Daryl Chapin y Gerald Pearson, desarrolló la primera célula solar con un coeficiente de rendimiento de hasta el 6%. Los desarrollos posteriores de la energía fotovoltaica están relacionados especialmente con la tecnología espacial.

Además, el calor solar se ha utilizado desde la antigüedad. En el antiguo Egipto y Grecia se utilizaban espejos ardientes y cóncavos para enfocar los rayos solares.

Desde la antigüedad, la antorcha olímpica se ha encendido tradicionalmente con espejos encendidos.

El científico natural suizo Horace-Bénédict de Saussure inventó en el siglo XVIII el predecesor de los colectores solares actuales. Sin embargo, hubo que esperar hasta los años setenta del siglo pasado para desarrollar conceptos de aprovechamiento del calor solar.